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  • Foto del escritorObservatorio de Política Exterior Argentina

El flujo asiático en la región y su impacto estratégico

Por Gustavo Insaurralde



La semana pasada el presidente Mauricio Macri recibió al primer ministro japonés Shinzo Abe. La visita de Abe representó la primera visita de un jefe de gobierno japonés después de 47 años a nuestro país. En esta ocasión, el premier resaltó las oportunidades que se abrieron gracias a la nueva administración en materia de cooperación bilateral. A su vez, en la misma semana, el presidente chino Xi Jimping realizó una gira latinoamericana por varios países de la región (Ecuador, Chile y Peru), gira que coincidió con el lanzamiento del Documento de Política China hacia América Latina y el Caribe.

La aproximación de Japón a la Argentina podría responder a la necesidad de abrir las puertas a nuevas alianzas en caso de un eventual plegamiento estadounidense. Es importante recordar que la piedra basal en la que se apoya toda la política exterior japonesa es la alianza estratégica con Estados Unidos. Para Argentina y para los intereses en política exterior de la actual administración, los objetivos japoneses son altamente complementarios. De hecho, el interés japonés en Argentina reside en dos grandes temáticas: las empresas japonesas asentadas en nuestro país y una posible cooperación en temas de infraestructura, temas esenciales de la nueva estrategia exterior. No obstante, más allá de las buenas intenciones, el premier japonés no realizó ningún tipo de anuncio de grandes inversiones, pero celebró las modificaciones aperturistas de la actual administración para que puedan incentivarse las inversiones extranjeras en el país.

En la misma semana, China ha visitado tres países de la región y ha anunciado la publicación del Documento de Política China para la región. Es una política integral que incluye un sinfín de temáticas: desde cooperación militar, diálogos con partidos políticos y las legislaturas, como así también la formación de posiciones conjuntas en foros internacionales. La visita de Xi Jimping da señales de la importancia que la región, especialmente su veta pacífica, tiene para su estrategia internacional. En el documento, insta a la promoción del comercio internacional sino-latinoamericano mediante el intercambio de productos con alto valor agregado –aunque no específica la dirección de ese intercambio- a la vez de incentivar grandes planes de infraestructura.

Duchatel (2016) en un artículo reciente discute los movimientos estructurales dirigidos a conformar el liderazgo de ampliación comercial del Pacífico desde el punto de vista japonés. Para el autor, Japón juega con Estados Unidos instándolo a cooperar dentro del Tratado Trans Pacífico, mientras que China construye una nueva esfera de influencia competitiva a la anterior, coadyuvando limitados procesos de desarrollo endógenos en los países del mismo.

El dilema que se le presenta a los países latinoamericanos, y Argentina no escapa de ese cálculo estratégico, es cuál de las dos sirenas va a responder. El problema esencial de estos panoramas es que a fin de cuentas generan la profundización de los lazos con potencias extra-regionales y una escasa integración local.

Argentina, en un contexto de profunda crisis y vulnerabilidad por un endeudamiento paulatino, no provee de una estrategia de quiebre y un impulso reactivo a tales cambios. Por añadidura, la integración regional como objetivo fuerza en la medida que la crisis política brasileña continúa profundizándose. En última instancia, la estrategia argentina parece ser relativamente reactiva a estos coletazos sistémicos y no logra despegar a una solución mediadora que responda tales dilemas.

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