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  • Foto del escritorObservatorio de Política Exterior Argentina

La visita de Enrique Peña Nieto a la Argentina


Por Gustavo Insaurralde El día viernes 29 de julio Enrique Peña Nieto, presidente de México, realizó una visita oficial a la Argentina. En la reunión oficial con el presidente Macri, reconoció la necesidad de fortalecer la cooperación bilateral en diversas áreas, con un especial énfasis en la dimensión comercial. La conjunción entre la política de inserción internacional mexicana y la argentina actual es clara debido a su aproximación eminentemente comercial. A pesar de los cambios prometidos al inicio de su sexenio, Peña Nieto no se corrió de las directivas estructurales que rigen la política exterior mexicana desde mediados de los 90. De esta manera, la plataforma de inserción mexicana está basada en la integración económica en base al libre comercio. Esto explicaría su posición en el NAFTA y su membresía en la Alianza del Pacífico. A pesar de la necesidad de fortalecer alternativas a sus socios tradicionales, México ha encontrado grandes escollos para fortalecer el acercamiento con otras latitudes como China o Brasil. Con respecto al primero, México parece enfrentar dificultades a la hora de posicionarse en los países asiáticos debido a la dependencia generada por la estructura exportadora hacia Estados Unidos. Aunque el proyecto de la Alianza del Pacífico parece ser producto de esta línea, lo cierto es que los decisores mexicanos presumen que tal Alianza funciona como un organismo que incentiva la integración entre sus miembros, más dirigida a conformar una antesala a proyectos de integración más globales. Por otro lado, el acercamiento a Brasil ha resultado una imposibilidad a causa de desavenencias generadas por la hegemonía brasilera en América del Sur. La administración macrista parece aprovechar la relativa deglución del proyecto hegemónico brasilero y comienza a acercarse a socios diferentes a las anteriores administraciones. Esto se genera, en parte, por la voluntad de “normalizar” la inserción argentina, pero el factor primordial reside simplemente en la necesidad de incentivar inversiones internacionales en un esquema de agotamiento del esquema exportador del período anterior. No obstante, el campo está minado en la medida que los intereses de estos países, al menos en base a la estructura productiva, no son complementarios. México parece estar interesado un acuerdo de libre comercio con Argentina bajo el paraguas de la Alianza del Pacífico. Esto sería riesgoso en tanto la relación comercial bilateral es deficitaria en áreas estratégicas como la automotriz y trastocaría el delicado equilibrio productivo con Brasil. Algunos autores como Paikin (2016) señalan la relevancia de la Alianza del Pacífico para la inserción en un gran mercado ampliado, pero insta al debate en base a la estructura productiva argentina y su paulatina inserción en los mercados globales. De esta manera, el “relanzamiento” de la relación bilateral podría resultar en beneficios mutuos por el reconocimiento de la necesidad de cambios sistémicos en el panorama global, pero también encarna riesgos no sólo a nivel comercial, tal vez los cambios más relevantes a nivel doméstico, sino también a nivel geopolítico (por el alejamiento a Brasil) y simbólico (por la situación en derechos humanos en el país del norte).

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