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Actualización de la cooperación nuclear argentino-brasileña

Por Joaquín Tognoli

El próximo 6 de junio se espera la visita del presidente brasileño Jair Bolsonaro a Buenos Aires. El motivo de la misma es –según anunció Brasilia- “dar contornos claros a los nuevos rumbos de la relación”. Entre los temas a tratar se encuentran los programas nucleares de ambos países. Se prevé que este tema sea abordado, además, de forma previa al encuentro presidencial, en el Comité Permanente de Política Nuclear que se reunirá en Brasil a fines de mayo. Según indicó el canciller argentino, Jorge Faurie, el Comité discutirá sobre la necesidad de transparentar ante la comunidad internacional el proyecto brasileño de construcción de un submarino con propulsión nuclear, el cual se espera finalizar en el plazo de diez años en cooperación con Francia.

Para llevar a cabo este proyecto, Brasil debe enriquecer uranio por encima de los niveles convencionales de uso pacífico del metal. A pesar de que Argentina y Brasil son Partes del Tratado de No proliferación Nuclear y que no poseen antecedentes de actividades no declaradas al Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), el proyecto del submarino nuclear del país sudamericano ha activado algunas alarmas internacionales.

Al respecto, debe considerarse que, en la actualidad, solo Estados Unidos, China, Francia, Rusia y Gran Bretaña conforman el selecto grupo de países que dominan el desarrollo de submarinos nucleares. Brasil se convertiría en el primer país fuera del Consejo de Seguridad en dominar este terreno. País que, además, aún tiene pendiente –al igual que Argentina- la firma de un protocolo adicional de salvaguardias con el OIEA. Asimismo, Brasil es el país de América del Sur con mayor gasto en defensa y se encuentra ubicado dentro las 15 principales potencias militares del mundo. En este sentido, el componente militar del gobierno brasileño y de los actores que lideran este nuevo proyecto ha contribuido a alimentar sospechas en la comunidad internacional.

En este contexto, la desconfianza ocasionada por el proyecto brasileño podría afectar los intereses argentinos, en tanto la estrecha asociación estratégica nuclear que ambos países han logrado construir con los años es percibida de igual forma por los demás países. Una actualización de los términos de la relación nuclear bilateral se hace necesaria en, al menos, dos sentidos.

Por un lado, Argentina respalda el proyecto de su socio nuclear. Sin embargo, los buenos resultados de la cooperación bilateral alcanzados en esta materia se fundamentan en los altos niveles de confianza mutua existentes, resultado de las actividades de control conjuntas lideradas por la Agencia Brasileño-Argentina de Contabilidad y Control de Materiales Nucleares (ABACC) –primera y única agencia de su tipo en el mundo-. Esta última, en funcionamiento desde 1992, es la encargada de implementar un sistema común de contabilidad y control de materiales nucleares. Es importante que la ABACC pueda extender sus funciones de control al nuevo proyecto brasileño, de forma que pueda seguir cumpliendo con su función de garante de la transparencia y la confianza en el vínculo entre las Partes. Vínculo que fue reafirmado recientemente en la “Declaración de Montevideo sobre Cooperación nuclear Argentina-Brasil”, firmada por los cancilleres de ambos países en el marco de la Cumbre de cancilleres del Mercosur en diciembre de 2018.

Por otro lado, si bien nada indica que el proyecto brasileño conduzca en el mediano plazo a una escalada de tensiones a nivel internacional, es importante evitar el envío de señales erróneas al sistema internacional. Percepciones erróneas podrían iniciar espirales de desconfianza, perjudicando la posición internacional de ambos países. Particularmente, Argentina posee intereses comerciales y de cooperación en materia nuclear que podrían verse comprometidos por apoyar el proyecto nuclear de su vecino en el caso de que este no logre ganarse la confianza internacional. Algunos ejemplos recientes que evidencian dichos intereses son: el acuerdo estratégico de cooperación nuclear firmado con Rusia en el marco de la Cumbre del G20 en diciembre de 2018 –el cual incluyó cuestiones como la producción de uranio y la realización de proyectos conjuntos en terceros países-; la participación argentina en el mercado internacional de bienes y servicios nucleares y; la posible candidatura del embajador argentino en Viena y experto nuclear –Rafael Grossi- para presidir el Organismo Internacional de la Energía Atómica.

Una actualización de los términos de la relación nuclear con el país vecino, así como también una revisión de la posición conjunta ante el OIEA parece ser el mejor camino para cuidar los intereses del país en material nuclear.

Referencias:


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